Cuando cayó el último
Hace muchos, muchos años, se me invitó a integrarme a un grupo juvenil en la comunidad que me vio nacer: San Roque
Marilú era la promotora del Movimiento Nacional de Juventudes, recuerdo a algunos líderes como Gemelo Mejías, Alicia Rodríguez, su hermano Carlos Emilio, Marta Mejías, por citar algunos.
Este Grupo asumió, como una de sus metas, embellecer las zonas verdes del templo católico de San Roque, las cuales parecían un desierto. De lo cual hay fotografías que hablan por sí mismas.
Después de muchos años, y con la Ayuda de Dios, el lugar se transformó en algo que yo llamaba “un Paraíso”. Muchos tendrán gratos recuerdos de lo que les hablo, por ejemplo, las fuentes con luces y una gran variedad de árboles y plantas ornamentales.
Recuerdo el día que el Concejo Económico nos invitó a una reunión y nos puso condiciones para continuar con nuestra labor; condiciones que no podíamos aceptar y, prácticamente nos echaron. Aún resuenan en mis recuerdos las personas y las palabras que salían de su boca y que eran como saetas para el alma.
Desde ese día se inició un ataque a los árboles, con el pretexto de que el templo no se veía.
Traigo esos recuerdos ahora, y los comparto con ustedes, porque en estos días “cayó en último” de los árboles, lo cual me llena de tristeza, tanto por el árbol mismo, como porque parece que todavía no comprendemos que los árboles no son cosas, son seres vivos que ofrecen servicios ambientales y tienen derecho a vivir.
Sin embargo, no es la única acción en contra del medio ambiente, pues también están los desfiles de cabezales, que se organizan en varias comunidades del país, con el fin de recaudar fondos para la iglesia. Varias decenas de camiones desfilan haciendo ruido con sus motores y pitoretas, y añadiendo a la atmósfera, de manera innecesaria, más gases de efecto de invernadero.
Estas acciones me han puesto a dudar en continuar ejerciendo la Fe Católica, lo que me llevó a investigar y me tropecé con una verdadera joya y obra arte, o, mejor digo, de amor. Me refiero a la Encíclica del Papa Francisco, Laudato Si, que se refiere al Cuidado de la Casa Común, nuestro Planeta Tierra.
La lectura de este maravilloso documento, no solamente afianzó mi fe, sino que también me hizo saber que mi pensamiento en relación con el Cuidado de la Casa Común, está en sintonía con el pensamiento del Papa Francisco.
Es un documento que todos los católicos deberían leer y poner en práctica. De mi parte y con mis escasos recursos, pagué a imprimir 12 copias para regalarlas. Afortunadamente se puede conseguir en internet y debería divulgarse desde la iglesia y las organizaciones que la conforman.
Última actualización: 29/11/2024